El descenso de la fecundidad adolescente en Chile: El tipo de método también importa

NOVEDADES-ALAP #8
El descenso de la fecundidad adolescente en Chile: El tipo de método también importa

Jorge Rodríguez Vignoli, CELADE-División de Población de la CEPAL

Antonia Roberts, Universidad de Chile

Julio 2021

El debate sobre la fecundidad adolescente y el papel de la anticoncepción en América Latina

La estabilidad o incluso alza de la fecundidad adolescente en numerosos países de la región a fines del siglo pasado generó discusión entre los especialistas sobre la factibilidad de su descenso. En este sentido, se argumentaba que reducir esta fecundidad era difícil por las escasas alternativas a la maternidad que tenían las muchachas pobres, el arraigado patrón de unión temprana en algunos países, el adelantamiento de la menarquia y el masivo aumento de la actividad sexual que mostraban todas las fuentes.

Adicionalmente, la variable intermedia decisiva para la caída de la fecundidad total en América desde la década de 1970, la anticoncepción, tenía un uso muy inferior e irregular entre las y los adolescentes. Lo anterior por un conjunto de barreras materiales, culturales e institucionales vinculadas  con su edad, entre ellas las restricciones formales para acceder autónoma y confidencialmente a ella por el predominio de la autoridad legal de los padres o adultos responsables, carecer de ingresos propios para comprarla directamente en la gran mayoría de los casos, ausencia de programas de salud sexual y reproductivas dirigidos específicamente a este grupo, estigmatización de las adolescentes que buscaban anticoncepción sin estar casadas. Y también por ciertos rasgos biopsicosociales frecuentes en la adolescencia –mayor impulsividad, menos experiencia, mayor sensación de invulnerabilidad, mayor exposición y temor a los efectos colaterales de los métodos, etc.- que afectaban el uso regular de los métodos anticonceptivos más comunes, como la pastilla anticonceptivos, sugiriendo la pertinencia de métodos alternativos en la oferta dirigida a este grupo.

En este contexto, durante la década de 2000 las encuestas especializadas comenzaron a evidenciar un franco aumento de la fecundidad adolescente no deseada en varios países de la región. Este hallazgo, que claramente implicaba una vulneración de derechos, junto con la evidencia sobre una amplia gama de adversidades derivadas de la fecundidad adolescente, reforzaron la convicción de que había que actuar de forma decidida para reducir esta fecundidad. Y que el principal instrumento para lograrlo de manera expedita era aumentando el acceso a la anticoncepción informada, oportuna y de calidad, lo que se reflejó claramente en el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo (CMPD) de 2013.

Un caso de implementación activa de este Consenso ha sido Chile, que ya venía realizando acciones para reducir la fecundidad adolescente desde la década de 2000. En un trabajo reciente, nosotros describimos las políticas implementadas y los resultados concomitantes. A continuación, se hace una síntesis dirigida de este trabajo, para destacar un punto relativo al acceso de métodos anticonceptivos entre adolescentes: el tipo de método también importa.

El caso de Chile

Chile ha experimentado una rápida y drástica caída de la fecundidad desde la década de 1960, la que fue más lenta y no exenta de inflexiones en el caso de la fecundidad adolescente hasta la primera década del presente siglo. Justamente por lo anterior, se generó entre autoridades, investigadores y actores sociales una marcada preocupación por el tema. Esto se tradujo en un conjunto relativamente articulado de acciones, en su mayoría lideradas por el sector salud, tendientes a reconocer la especificidad de los y las adolescentes, asumir su condición de sujetos sexuales, garantizar sus derechos sexuales y reproductivos y facilitar el acceso a salud sexual y reproductiva, incluyendo la anticoncepción en todas sus modalidades (Figura 1).

Este despliegue público ha tenido resultados. En el gráfico 1 se aprecia la enorme caída de la fecundidad adolescente desde 2008. En solo 12 años se redujo más de un 70%, alcanzado en 2020 (cifras provisionales) un 14 por mil, por lejos la más baja de América Latina.

El foco en ampliar el acceso a la anticoncepción ha sido clave para este resultado. Pero no se trata solo de expandir el acceso, sino también de ofrecer una gama de anticonceptivos que resulte funcional para este grupo etario, con la adecuada consejería sobre su uso adecuado y regular. En este sentido, el incremento de los métodos Anticonceptivos Reversibles de Larga Duración (ARLD) ha sido particularmente importante. La razón no es su cobertura, por cuanto hay otros métodos mucho más usados como el preservativo y las pastillas, sino más bien el salto que tuvieron en los últimos años (a inicios de siglo eran desconocidos), su focalización en grupos de alto riesgo, y su eficiencia. Como se aprecia en el cuadro 1, se trata de métodos cuyo uso en el debut sexual tienen mayor prevalencia entre adolescentes de grupos socioeconómicos desaventajados.

Reflexiones finales

La significativa reducción de la fecundidad adolescente en Chile es sin duda un logro y puede alentar esfuerzos en la misma línea en otros países de la región. En particular, la combinación de la estrategia de espacios amigables -que permiten ofrecer no solo anticoncepción, sino también información, consejería, controles generales de salud, puerta de entrada para ingresos a atenciones más especializadas, y, de manera más general, una contraparte del Estado sintonizada con las necesidades específicas de los y las adolescentes-, con un despliegue activo de nuevos métodos más eficientes y adecuados a los requerimientos de las y los adolescentes, parece haber sido una combinación efectiva.

Con todo, hay que considerar que en este país confluyeron factores adicionales a la combinación de acciones antes mencionada, como la inesperada postergación de la iniciación sexual en la década de 2010 (que amerita más investigación, así como seguimiento de su continuidad), el atraso de la unión en la adolescencia, el aumento significativo de la conclusión de la educación secundaria y la fuerte expansión de la matrícula universitaria. Por ello, el logro de Chile no es una simple receta a seguir por otros países de la región. Pero sí, es una experiencia a considerar, en particular por el aunamiento de voluntad política y acción pública para aumentar de manera rápida y masiva el acceso a la salud sexual y reproductiva entre adolescentes.

Finalmente, el aumento de los ARLD abre nuevos desafíos, como los éticos vinculados al respeto de las decisiones y el consentimiento informado de las adolescentes, y la sensación de seguridad frente al riesgo de embarazo que puede erosionar la prevención de otros riesgos, como los de contagio de ITS. Y desde luego reducir la fecundidad adolescente no asegura una vivencia plena, placentera y bien informada de la sexualidad ni garantiza éxito en la vida futura de las adolescentes. Estos últimos objetivos requieren de otro tipo de políticas y también de cambios sociales estructurales.