El descenso de la intensidad de la migración interna: ¿Realidad o ficción?

NOVEDADES-ALAP #7
El descenso de la intensidad de la migración interna: ¿Realidad o ficción?

Jorge Rodríguez Vignoli, CELADE-División de Población de la CEPAL

Mayo 2021

Debate y evidencia

Las tendencias de la migración interna son objeto de debate, aunque en la actualidad predominan las teorías que anticipan su descenso, a causa de un conjunto numeroso y complejo de factores, entre ellos algunos indiscutibles, como el agotamiento del éxodo rural, el envejecimiento de la población, y la sustitución por migración internacional, y otros que pueden ser menos claros o cambiantes, como la atenuación de las desigualdades territoriales y el aumento de la vivienda propia. En general, las investigaciones empíricas recientes validan esta hipótesis, aunque con matices y excepciones (Skeldon, 2018). Dada la importancia de la migración interna como fuerza sociodemográfica dentro de los países, resulta pertinente evaluar la tendencia general de su intensidad en la región y detectar, mediante el debido control de variables exógenas, su tendencia subyacente.

Fuentes, datos e indicadores

Se usa el banco de datos Migración Interna en América Latina y El Caribe (MIALC), por ende, la fuente primaria son los microdatos censales. Con las tablas de condición de migración según fecha fija disponible en MIALC se calcula el porcentaje de migrantes entre Divisiones Administrativas Mayores (DAM), Divisiones Administrativas Menores (DAME) y ciudades en el período de referencia. Este porcentaje se calcula para toda la población de referencia válida y para las categorías de edad y de educación por edad disponibles. Con ello se obtiene una aproximación a la intensidad de la migración en el período de referencia. Este porcentaje se “tipifica” para controlar el cambio de la estructura etaria y etaria-educativa acaecido durante el período de referencia, pues está bien documentado que edad y educación están asociadas a la propensión a migrar.

Los países incluidos en el análisis reflejan una amplia gama de situaciones sociales y demográficas, lo que probablemente permite representar la diversidad propia de la región. Ahora bien, su inclusión específica se debe a una razón pragmática: se trata de los países del banco de datos MIALC que tienen mediciones de la migración interna con fecha fija (o tándem residencia anterior y tiempo de residencia en el caso excepcional de Panamá) en los censos de la década de 2000 y 2010, lo que permite tener un período de referencia común y con ello una aproximación válida a la intensidad migratoria.

Por cierto, la intensidad migratoria captada con una sola pregunta en el censo está subestimada. Asimismo, esta intensidad no es comparable entre países por el denominado problema de la unidad geográfica modificable. Lo anterior no obsta para que la evolución del indicador usado en el texto sí sea válida para captar la tendencia de la intensidad migratoria de cada país, que es lo relevante para este artículo.

Resultados

Los resultados expuestos en los cuadros 1 y 2 solo refieren a la migración entre DAME que, en general, son representativas de las otras escalas (DAM y ciudades).

Todos los países registran una caída de la intensidad de la migración entre DAME, con la excepción de Panamá. La magnitud de la baja es del orden de 2 puntos porcentuales, llegando a un máximo de casi 6 puntos porcentuales en Ecuador, claro que en un período de observación mayor al del resto de los países (casi 30 años). Se trata de bajas significativa considerando que el indicador no supera el 10% en la mayoría de los países.

La baja tan generalizada, pese a la enorme diversidad de situaciones sociales y demográficas de los países, sugiere la existencia de procesos subyacentes comunes que superan esta diversidad. La excepción de Panamá parece deberse en una segunda fase de metropolización experimentada por este país, justo cuando en varios otros el atractivo de las grandes ciudades se atenuó o apagó. Así, la masiva migración hacia la Ciudad de Panamá, en virtud de su auge económico, en las décadas de 1990 y 2000 es lo que explica el aumento de su intensidad migratoria respecto de la década de 1980.

Los resultados de los porcentajes tipificados revelan que esta caída se mantiene sin grandes variaciones luego de controlar el cambio etario, salvo en Chile, donde el rápido envejecimiento de la población del país durante el período de observación (1992-2017) ha sido un factor decisivo para la baja de la intensidad migratoria. Estos hallazgos se mantienen al tipificar por edad y educación, es decir la caída de la intensidad migratoria no se debe a los cambios en la composición etaria y educativa de la población, aun cuando el caso de Chile, el país de más rápido envejecimiento entre los analizados, sugiere claramente que tal proceso contribuye a la reducción de la intensidad migratoria.

Conclusión

La región se suma a lo observado en otras zonas del mundo y comienza a experimentar una reducción de la intensidad de la migración. Esta no se explica por los marcados cambios de la composición etaria y educativa aparejados a la transición demográfica y al desarrollo social; con todo el envejecimiento sí parece desempeñar un papel porque tiende a reducir la intensidad migratoria agregada, como lo demuestra el caso de Chile; así el envejecimiento futuro de los países de la región reforzará la caída de la intensidad migratoria en ellos. Entonces, hasta la década de 2000, el agotamiento de la migración rural-urbana parece ser el factor clave de la reducción de la migración interna; de hecho, la intensidad de la migración entre ciudades registra más excepciones a esta tendencia declinante (Chile, Costa Rica y Panamá, datos de MIALC. El aumento de la migración internacional, el incremento de los traslados temporales y de la conmutación a larga escala también podrían ser clave, además de las fuerzas destacadas en la literatura como inhibidoras de la migración interna clásica.

Esta caída no devalúa a la migración interna. Esta sigue siendo el factor decisivo para la redistribución territorial de la población en plazos cortos y medios, y aún mantiene su capacidad de generar cambios demográficos y sociales significativos en lugares de origen y destino. Pero en el horizonte se levantan otras modalidades de movilidad y migración que le harán competencia, tanto en cantidad de población involucrada como de efectos derivados.